11 reglas para un desayuno saludable
Ya sea que
quieras bajar de peso o simplemente llevar una vida más sana, es importante
seguir ciertas reglas.
Es imposible
seguir siempre una dieta o una receta, menos para desayunar, que suele hacerse
de prisa y justo cuando se va a empezar el día, pero puedes seguir estos
consejos y así tener siempre un buen desayuno.
1. Que sea alcalino
No empieces el
día con un desayuno ácido. Evita las frituras, el jitomate, el exceso de azúcar
y la cafeína. Si necesitas despertarte, come una manzana o un té, ya sea blanco
o de algún cereal, tienen el mismo efecto que un café, pero son más sanos y menos
agresivos para tu estómago.
Si por las
mañanas te despiertas con mal sabor en la boca, estás siguiendo una dieta
demasiado ácida. Toma en ayunas una limonada tibia, sin azúcar, y empieza a
sentirte mejor.
2. No combines dulce y salado
Si vas a
desayunar algo dulce, no lo combines con algo salado. Cuando hace mucho calor o
después del gimnasio es bueno desayunar fruta. Procura que sea una sola fruta y
no comer nada más.
Puedes hacerte
un plato de fruta, o un jugo o una malteada, pero si además te comes un
sandwich o un par de huevos, por ejemplo, deja de ser un buen desayuno.
Los azúcares de
las frutas pasan muy poco tiempo en el estómago porque son fáciles de digerir
—por eso es que son un aporte rápido de energía—. Pero si el estómago está
ocupado con otros alimentos, entonces estos azúcares se fermentan y provocan
inflamación.
Si crees que
desayunar sólo fruta no será suficiente, deja pasar 20 minutos entre la fruta y
el resto de tu desayuno.
3. Come muchos carbohidratos
Los
carbohidratos son, según muchos dietistas, los grandes culpables de que no
bajemos de peso. Esto no sólo es falso, sino que además evitarlos es poco
saludable.
Debes comer carbohidratos.
De hecho, dos terceras partes de lo que comas deben ser carbohidratos. El
secreto es escoger los que son buenos para ti.
Cambia tus
pastas y arroz por cereales integrales. Come avena, quínoa, amaranto, cebada,
en fin, hay mucho de donde escoger. Evita los cereales refinados y los
productos muy elaborados. Existen muchas opciones de pan de calidad, y
productos ricos en carbohidratos complejos que te darán energía, cuidarán tu
salud y te harán sentir mejor.
4. Que no falten grasas y proteínas
Cuando nuestro
cuerpo está activo es cuando más necesita de proteínas. Algunas personas
prefieren algún producto animal en las mañanas, como puede ser huevo o un
lácteo; otras prefieren mantener el desayuno vegetariano. Si es así, los
cereales combinados con alguna legumbre (dos cucharadas de lentejas o un poco
de germinado de soya es suficiente).
Cereales y
legumbres, combinados, le dan al cuerpo todas las proteínas que necesita.
El consumo de
grasas también es importante, sobre todo si se realizan actividades
intelectuales. Las grasas son el motor del cerebro. Puedes comer algunas nueces
o una rebanada de pan con aceite de oliva.
5. Consume los mejores alimentos
Procura que tus
alimentos sean integrales, orgánicos y de temporada. Si vas a comer huevo,
hazlo con moderación, pero no comas sólo las claras: el colesterol no es tan
malo como dicen. Y si quieres comer tocino o una hamburguesa, no comas proteína
hidrolizada de soya.
Muchas veces los
sustitutos son iguales o más nocivos que los originales. El aspartame hace más
daño que el azúcar, y la proteína de soya es rica en glutamato monosódico.
Come mejor lo
que te gusta, y come lo de la mejor calidad. Por ejemplo si quieres comer carne
de cerdo, hazlo, no tiene nada de malo si lo haces, digamos, una vez al mes.
Si comes un
sustituto, o algo de mala calidad, a veces crees que no te hace daño; entonces
es más fácil comer en exceso.
6. Quédate con hambre
No hay mayor
error que quedar satisfecho en el desayuno. Mientras todo mundo dice que el desayuno
debe ser abundante y la comida más importante del día, muchas personas
dinámicas se sienten cómodas tomando un desayuno moderado.
Esto es porque
al no saciar el apetito, tienen más energía. Al tomar un desayuno completo y
excesivo, pasamos buena parte de la mañana empleando energía para poder digerir
todo lo que comimos.
Qué triste que a
las 9 de la mañana, después de desayunar, quedes satisfecho. ¡Vive mejor un día
con apetito, con ambición!
Puedes seguir un
consejo para la felicidad: come hasta el 80 por ciento, esfuérzate el 20.
7. Hidrátate bien
Por Internet circula
que con sólo el 2 por ciento de deshidratación, sufrimos pérdida de memoria y
dificultad para leer y realizar operaciones básicas. La verdad, ignoro si este
dato es verdad, pero el 90 por ciento de nuestro cerebro es agua y nuestros
riñones hacen una labor maravillosa controlando los líquidos en nuestro cuerpo.
Retienen y mandan hacia los riñones el excedente, junto con las toxinas de la
sangre, y proveen de agua si las cantidades en la sangre escasean.
La renovación de
la sangre aumenta hasta cuatro veces con el estrés, por lo que es importante
que te mantengas bien hidratado. Puedes ponerle una rodaja de limón, toronja o
naranja al agua para darle un toque de sabor. Y de preferencia, toma agua de
manantial.
8. Bájale a los lácteos
Si tienes
problemas respiratorios, como asma, alergias o si te enfermas constantemente de
la garganta por los cambios de clima, es probable que tus síntomas se agraven
al tomar lácteos.
La leche
contiene azúcares y proteínas que no nutren, sino que dañan el cuerpo,
obstaculizando la absorción de nutrientes, promoviendo inflamación y
acidificando la sangre (conoce más sobre los efectos de los lácteos en la salud).
No resuelvas
estos problemas con leche deslactosada, porque estarías faltando a la regla 5.
Simplemente reduce el consumo, o de ser posible, elimina los lácteos de tu
dieta.
Los lácteos
producen mucosidad y vuelven más pesado el trabajo del colon.
Si te resulta
muy difícil adoptar una dieta sin leche y queso, prueba temporalmente los
sustitutos, pero siempre de la mejor calidad. Eventualmente deberás encontrar
alternativas nutritivas que se adapten a tus necesidades y estilo de vida.
9. Siéntate para desayunar
No desayunes
para llenarte. Estás nutriendo a tu cuerpo, es un momento sagrado. Hazlo con
agradecimiento, placer y reverencia. Siéntate para comer, hazlo tranquilo.
Concéntrate en los alimentos. No desayunes viendo la televisión ni pensando en
las actividades del día.
Disfruta la
compañía de personas queridas, o de música relajante. Y si vas a comer enojado
o de prisa, es mejor ayunar. Toma dos vasos de agua y vete al trabajo.
10. Mastica bien
Pocas personas
entienden la importancia que tiene la saliva en la digestión. Masticar no se
trata simplemente de reducir los alimentos, de cortarlos y machacarlos, sino de
impregnarlos con enzimas que se ocuparán de digerirlos y de regular el PH de
los alimentos durante todo el proceso de digestión.
La saliva tiene
un PH ligeramente alcalino o básico, que contrarresta los niveles de acidez de
los alimentos y de los ácidos del estómago. Mientras más mastiquemos la comida,
menos ácida resultará para nuestro cuerpo, con lo que contribuimos a mejorar
nuestra salud y reducir el riesgo de contraer enfermedades
crónico-degenerativas. Ten en mente que nunca se mastica demasiado.
11. Toma refrigerios
Comer entre
comidas ayuda a mantener el nivel de azúcar en la sangre, y permite comer
alimentos que no van bien juntos, como las frutas.
Si tienes la
oportunidad, entonces haz cinco comidas al día. Es mejor comer muchas pequeñas
cantidades que grandes porciones una o dos veces.
Sólo recuerda
procurar que todas las veces que comas, tu comida sea la mejor. Sigue estos
consejos y sé una persona sana.
Buen Provecho!!!
“Gracia y Paz”
Carlos Martínez
M_La Buena Salud
al alcance de todos
Fuente: Remedios
Naturales
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